«¿Cómo afecta el rendimiento laboral la omisión del desayuno?»
«¿Qué impacto tiene la falta de desayuno en el aprendizaje de los niños en la escuela?»
Estas creencias comunes se cuestionan con frecuencia, y hoy exploraremos su validez. Desde una perspectiva evolutiva, estas ideas parecen cuestionables. En el transcurso de nuestra historia, el desayuno no era una garantía, y si la falta de comida tuviera un impacto significativo en nuestra capacidad mental, es improbable que hubiéramos sobrevivido como especie.
El cerebro siempre tiene acceso a energía
El organismo prioriza mantener un suministro constante de oxígeno y nutrientes al cerebro, incluso en situaciones de escasez de comida. Como se discute en en algunos programas, el cuerpo humano almacena grandes reservas de energía en forma de grasa, y puede generar glucosa y cuerpos cetónicos para alimentar el cerebro en ausencia de comida.
De ahí que exista una débil correlación entre los niveles de glucosa en sangre y el rendimiento cognitivo o el estado de ánimo (estudio, metaanálisis). Los investigadores de este análisis concluyen que «el cerebro es relativamente resistente a la falta ocasional de comida».
En realidad, si la alimentación tiene algún efecto en la cognición, generalmente será negativo a corto plazo, debido al fenómeno de somnolencia postprandial, que reduce la alerta mental (metaanálisis).
El impacto del ayuno en el desempeño cognitivo
Diversas investigaciones han concluido que el ayuno diario durante el Ramadán no afecta negativamente al rendimiento mental (estudio, estudio). Incluso en ayunos prolongados de hasta 48 horas, se puede mantener un rendimiento cognitivo óptimo. En un estudio específico, dos grupos de participantes recibieron dietas líquidas diferentes durante dos días.
Una dieta apenas proporcionaba calorías (150 calorías/día), simulando un ayuno, mientras que la otra ofrecía el aporte calórico de una dieta estándar (2300 calorías/día). A pesar de que los participantes en ayuno experimentaron mayor sensación de hambre y niveles más bajos de glucosa, su desempeño en diversas pruebas cognitivas no se vio afectado (evaluando memoria, velocidad de reacción, aprendizaje y razonamiento lógico).
Es importante destacar que las dietas utilizadas eran líquidas, disfrazando así la cantidad de energía consumida por los participantes.
Efecto placebo
El efecto placebo (o nocebo) desempeña un papel significativo, y la creencia arraigada de que el rendimiento se ve afectado por no desayunar puede influir en la realidad.
Otro estudio reveló que dos días de ayuno resultaron en un deterioro del rendimiento aeróbico y del estado de ánimo, pero no afectaron las funciones cognitivas. Este hallazgo fue corroborado por otro estudio que también investigó un ayuno de 48 horas.
¿Ayuno cómo impulso cognitivo?
En algunos contextos, el ayuno ha sido asociado incluso con mejoras en las funciones cognitivas, como una mayor flexibilidad mental. De hecho, el exceso de grasa puede ser más perjudicial para nuestras capacidades cognitivas que la restricción calórica. Un estudio realizado durante dos años en personas con ligero sobrepeso demostró que reducir la ingesta calórica en un 25% condujo a mejoras en el rendimiento cognitivo.
Además, en estudios con ratones, se ha observado que el ayuno intermitente promueve la generación de nuevas células cerebrales y mejora la memoria (estudio). La noción de que el hambre puede agudizar el ingenio parece tener fundamentos.
¿Y qué pasa con el ayuno en niños?
Los cerebros de los niños también evolucionaron en el Paleolítico y, una vez superada la etapa de lactancia, estaban igualmente sujetos a períodos de escasez de alimentos. La creencia de que los niños necesitan desayunar para rendir en la escuela carece de evidencia sólida, como sugiere una revisión exhaustiva de varios estudios.
Un estudio adicional investigó si consumir al menos un 20% de calorías en el desayuno tenía un impacto en el rendimiento académico, pero no se encontró ningún efecto significativo. Incluso un metaanálisis, financiado por Kellogg’s, no encontró un beneficio claro de desayunar en el rendimiento mental de los niños.
De hecho, algunos estudios incluidos en este metaanálisis mostraron mejores resultados académicos en niños que no desayunaban (siempre y cuando mantuvieran una buena nutrición en general, por supuesto). Esto no quiere decir que desayunar sea perjudicial, por supuesto, y personalmente creo que es un buen hábito a esta edad.
Sin embargo, es importante señalar que el desayuno de los niños a menudo no cumple con las recomendaciones nutricionales y, en muchos casos, es la comida menos saludable del día.
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Desde nuestra experiencia, no percibo ninguna disparidad en mi capacidad cognitiva entre los días en los que desayuno y los que no lo hago. Algunas personas sostienen que se sienten más enfocadas y productivas durante el ayuno, mientras que otras experimentan lo contrario.
Al final, la mejor manera de saber qué funciona para cada uno es experimentar y ajustar, teniendo en cuenta que nuestro cerebro está naturalmente adaptado para funcionar durante períodos de ayuno.
Por último, es importante recordar que el ejercicio beneficia nuestro cerebro de diversas maneras, y que ciertos suplementos específicos también pueden ser de ayuda.